¿Por qué las mujeres dejan menos comentarios que los hombres en los medios digitales?

¿Por qué las mujeres dejan menos comentarios que los hombres en los medios digitales?

La analista Emma Pierson, de la Universidad de Oxford, siempre ha estado implicada en estudios de género e interesada en la participación de las mujeres en sectores influyentes. Una de las razones, como explica ella misma a Yorokobu, viene de lejos: durante su periodo universitario participaba constantemente en concursos de oratoria, en competiciones y en debates donde, por norma general, «las mujeres tenían muy poca presencia».

Esa experiencia le ha llevado a investigar cuál es el papel de las mujeres en los medios de comunicación y, concretamente, a estudiar con qué frecuencia dejan comentarios en medios online, para lo que ha analizado un millón de comentarios de la web del The New York Times que fueron publicados entre junio de 2013 y enero de 2014.

¿El resultado? Las mujeres solo habían escrito el 25% de esos comentarios – a pesar de suponer el 44% del total de los lectores de ese medio – y, por si esto fuera poco, solo escribían más comentarios que los hombres en los blogs que hablaban de padres, madres y familia (con un 79% de participación), sobre bodas y moda (con un 63%), o sobre cocina (con un 53%); así como en aquellos artículos escritos por otras mujeres.

A pesar de ello, Pierson explica que los comentarios de las mujeres (al menos en su estudio), están mejor valorados que los de los hombres, y es una cuestión que no solo tiene que ver con la popularidad de esos artículos, sino también con su temática. Para que se entienda con un ejemplo, la investigadora explica que, aunque las mujeres solo habían hecho un 18% de comentarios en artículos sobre fútbol, tenían un 39% más de valoraciones que los hombres. Esto puede deberse a que «la gente no suele comentar en foros dominados por el sexo opuesto a menos que tenga algo extraordinariamente importante que decir».

Pero ¿cómo se explica que el nivel de participación de las mujeres en los comentarios online sea menor que el de los hombres? Pierson explica que esto se debe a que las mujeres «tienen mejores cosas que hacer», y añade que mucha gente cree que comentar en sitios online es una pérdida de tiempo porque, de todos modos, «nadie escucha al otro y la gente suele ser grosera».

Pero también se debe en buena medida a que las mujeres se preocupan mucho por su privacidad, por lo que otros puedan pensar al leer sus opiniones, y especialmente por las amenazas que puedan recibir.

Dice la investigadora que muchas de ellas se enfrentan a un alto nivel de acoso y violencia, por ejemplo, a través de Twitter. «Es algo que las hace menos propensas a hablar», y que hace que prefieran evitar especificar sus apellidos en caso de que se decidan a comentar. Asimismo, «hay mucha presión social hacia ellas para que no expresen sus opiniones ni las argumenten», especialmente si pueden ser percibidas por otros como estridentes o agresivas.

Dice Pierson que el hecho de que las mujeres se queden calladas hace que las opiniones de las pocas que hablan no reflejen de forma significativa lo que piensa la mayoría, y también hace que sean pocas las que se atrevan a hablar de temas delicados y de denuncia, temas que les afectan directamente. «Esto es bastante perjudicial teniendo en cuenta que los comentarios online pueden cambiar nuestra manera de pensar», considera la investigadora.

No obstante, podría tener implicaciones «más amplias y preocupantes». Entre ellas, la tendencia a comentar de forma tan reducida puede ser una prueba de la «ampliadesigualdad que encontramos en la Red» y que también acaba por reflejarse en otros sectores. Una desigualdad que hace que «cuando una mujer ha sido acosada sexualmente permanezca en silencio en lugar de denunciar el delito en un departamento de policía dominado por hombres». O esa desigualdad que hace que las mujeres en un ejército dominado por hombres tengan «más probabilidades de ser violadas por sus compañeros soldados que de morir a manos del enemigo».

Por eso, Pierson considera que esa diferencia a la hora de comentar en periódicos online debe empezar a reducirse porque «las mujeres necesitan hablar» ya que, si no lo hacen, sus problemas continuarán sin resolverse. «Necesitamos hablar porque medio millón de comentarios demuestran que tenemos algo que decir».

De momento la investigación solo repercute directamente a los lectores del The New York Times, pero la analista opina que muy seguramente puede representar a las mujeres de otros países aunque «las diferencias culturales pueden afectar a la forma en que comenten e incluso hacer que no lo hagan nunca».

Pero ¿es que la autora no ha tenido en cuenta que mucha gente en internet no pone sus datos reales? ¿Y si algunos de esos usuarios que utilizan nombre de hombre realmente no lo son? ¿Y si ocurre a la inversa? «Es posible», dice, y «tal vez muchas personas que parecen ser hombres realmente son mujeres, pero aún es más preocupante la situación si las mujeres necesitan pasar por varones para ser escuchadas en internet».

En todo caso, Pierson propone una serie de ideas para aumentar la participación de las mujeres en esos comentarios online. Entre ellas, que sean los propios medios los que intenten protegerlas del acoso en internet, pero también incrementando el número de mujeres que escriben artículos en esos medios (y que suele motivar a las lectoras a opinar sobre ellos). E incluso hacerles ver que, cuando comentan, sus opiniones son muy valoradas por los lectores. Sin embargo, la investigadora sabe que ninguna idea en este sentido tendrá buenos resultados hasta que la igualdad se lleve al ámbito físico.

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Las imágenes utilizadas en este artículo son propiedad, por orden de aparición, de: Sascha Kohlmann.

Publicado en Yorokobu, por Lucía El Asri.

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