A propósito del aborto

A propósito del aborto

Con demasiada frecuencia encontramos que las interpretaciones de los textos sagrados, sobre todo en asuntos relativos a las mujeres, carecen de un punto de vista femenino que contribuya a profundizar y clarificar un mensaje divino cuyo destinatario es el conjunto de la humanidad. Humanidad de la que, nadie lo duda, las mujeres también forman parte.

Uno de esos asuntos es lo relativo al aborto y, por ello, mi intención al escribir este texto es ofrecer un análisis de las aleyas coránicas que encuentro pertinentes acerca de la gestación y la posibilidad de poner término al embarazo.

Según leo en el Corán, nafs (persona, identidad, consciencia) y vida no significan lo mismo:

39:42. «Al-lah llama a las personas cuando mueren y cuando, sin haber muerto, duermen. Retiene aquéllas cuya muerte ha decretado y remite las otras a un plazo fijo. Ciertamente, hay en ello signos para gente que reflexiona

Atendiendo a esto, persona y vida no son la misma cosa ya que Al-lah se nos lleva mientras dormimos y eso no significa el fin de la vida.

17:31. «¡No matéis a vuestros hijos por miedo a empobreceros! Somos Nosotros Quienes les proveemos y a vosotros también. Matarlos es una gran transgresión

El término árabe que traducimos como hijos hace referencia literal a seres paridos, son personas ya nacidas y no un embrión que se está formando en la matriz.

5:32. «Por esta razón, prescribimos a los Hijos de Israel que quien matara a una persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido en la tierra, es como si hubiera matado a toda la Humanidad

Pudiera entenderse que esta condena del asesinato lleva implícita la condena de poner fin, voluntariamente, al embarazo, pero, si seguimos profundizando en el Corán, encontramos:

22:5.«¡Hombres! Si dudáis de la resurrección, Nosotros os hemos creado de tierra; luego, de una gota; luego, de un coágulo de sangre; luego, de un embrión formado o informe. Para aclararos. Depositamos en las matrices lo que queremos por un tiempo determinado; luego, os hacemos salir como criaturas para alcanzar, más tarde, la madurez»

23:14.«Luego, creamos de la gota un coágulo de sangre, del coágulo un embrión y del embrión huesos, que revestimos de carne. Luego, hicimos de él otra criatura. ¡Bendito sea Alá, el Mejor de los creadores!»

Resulta claro que es Al-lah El que deposita en las matrices lo que quiere por un tiempo determinado. Y, también resulta claro que, después de una cadena de procesos, aparece «otra criatura». Por tanto, el embrión carece de identidad, de consciencia, no es una persona y está en depósito en la matriz, por voluntad divina.

Llegados a este punto parece importante resolver en qué momento de la gestación Al-lah hace del embrión otra criatura.

46:15. «Su madre le llevó con molestia y con molestia le dio a luz. El embarazo y la lactancia duran treinta meses

2:233.«Las madres amamantarán a sus hijos durante dos años completos si desean que la lactancia sea completa».

De estas dos aleyas deducimos que el período de embarazo, según el Corán, es de seis meses (30-24= 6). Sabemos que una embarazada tarda en parir nueve meses. Para determinar cuándo un embrión es transformado en otra criatura debemos, simplemente, restar a los nueve meses los seis que nos indica el Corán. El cálculo nos da tres meses. Por tanto, bajo la luz del Corán, entiendo que eso ocurre a los tres meses de haber sido concebido.

4: 34. «…entonces las virtuosas, devotas, son guardianas para al ghaib (lo oculto) con lo que Dios guardó…»

Según entiendo, el ghaib, en esta aleya, es lo concerniente a la gestación (ver análisis de la aleya completa aquí). Así pues, se entiende que ellas, y sólo ellas, aparte de Al-lah, son las guardianas. No se determina, en todo el Corán, que haya ningún otro guardián aparte de ellas y Al-lah. Es entre ellas y Al-lah lo que quiera que sea.

Desde esta comprensión, resulta completamente desaforado legislar sobre las matrices de las mujeres y lo que acontece en ellas; no es otra cosa que arrogarse un poder que Al-lah se reserva para Sí mismo. Es arrebatar a las mujeres la soberanía y potestad sobre su propia matriz para hacer de ella un bien público. Como una esclava, como un animal; desde luego, no como un ser humano responsable de sí mismo.

4:1. «Honrad a Al-lah, por quién os preguntáis y honrad las matrices».

Las mujeres son depositarias de una gran responsabilidad en la tarea de honrar las matrices pero, quien se apropia de lo que Al-lah ha encomendado a las mujeres, no está honrando las matrices ni honra a Al-lah que ha dispuesto lo relativo a la reproducción de la especie de la manera en que quiso. No es más que una expresión de soberbia satánica, no es otra cosa que ponerle pegas a la creación y al modo en que Al-lah ha dispuesto las cosas.

Por todo ello, pienso que, en lo relativo al aborto, de lo único que la sociedad ha de ocuparse es, como siempre, de procurar justicia social: de garantizar la salud pública y la igualdad ante la ley.

Autora: Maite Carbajo Fuente: Alkalima

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *